Nunca la dejes de amar

Saber amar la música es un regalo, pero que te inspire, es un super-poder.

La capacidad de apreciar, conectar e inspirarse a través de la música es un don que todos llevamos adentro. Quizá algunos lo llevan más musculado que otros, pero todo ser humano tiene un sinnúmero de historias con la música. Todos, en más de una ocasión, hemos encontrado en ella un puente hacia el pasado que nos despierta la nostalgia y una visión hacia el futuro que nos llena de esperanza.

A menudo, la dulce y melódica inspiración viene de lugares o momentos inusuales e inesperados. Así me sucedió viendo la más reciente temporada de Stranger Things, una de las series más exitosas en Netflix. Sus productores tuvieron la idea genial de dramatizar la serie en los años 80’s y llenaron sus escenas con canciones de dicha época. Con esto, no solo capturaron a la audiencia joven que le interesa el drama de ficción-aventura, sino además, conectaron emocionalmente con una audiencia más amplia: los amantes de los 80’s. Parece locura que nos haya cautivado una serie de monstruos, pero nos engancharon mediante la nostalgia. En una escena (alerta de spoiler!), una de las chicas está capturada en su subconsciente por un villano del inframundo, quien está a punto de aniquilarla. Sin embargo, sus amigos, que están en el mundo real en donde ella está en una especie de coma, descubren que si le ponen su canción favorita, ella desarrollará la fuerza en su subconsciente para vencer al monstruo, escapar, despertar y salir fortalecida. Así lo fue cuando le pusieron la canción “Running Up that Hill” protagonizada por Kate Bush. Esta escena me parece una genial analogía de lo que la música representa en nuestras vidas. Nos salva. Nos permite escapar. Nos da fuerzas, y nos hace resilientes. Un dato curioso es que dicha canción de los 80’s fue un top hit en su momento, pero nunca llegó a ser número 1. Tras esta escena de la serie lanzada en el año 2022, casi 40 años después, la canción llegó a ocupar la primera posición en multiples países. ¿No te parece sorprendente? Así es el poder de la música: hace exponenciales tus experiencias.

Yo vivo la virtud de la inspiración mediante la música. Le debo este don a mi papá, quien durante mi infancia, para dormir, me ponía melodías de Beethoven, Mozart y Bach, así como piezas instrumentales de Richard Clayderman y canciones de flauta pan. Mi papá fue mi puente. Me dio la oportunidad. Nunca desarrollé ese gusto fino por los géneros clásicos o instrumentales, pero me enamoré de la música para siempre. Aprendí a tocar el piano, luego la guitarra, y eventualmente toqué en una banda de rock: mis años maravillosos en “Esencia”. Escribí canciones, lloré, reí, bailé. Grabamos un disco titulado “Hasta que salga el sol”, mismo nombre de una de las canciones que yo escribí, con la colaboración de todo el grupo. Juntos hicimos magia. Nuestra carrera como músicos estuvo lejos de trascender, pero no me cabe duda que sacamos el máximo dividendo: nos inspiramos. Pero la pregunta importante es, ¿Cuál es tu historia con la música? ¿Cómo te enamoraste de ella? ¿Aún la llevas dentro? ¿Cómo impacta tu vida?

Piensa en las siguientes escenas. Te garantizo que las has vivido muchas veces, y con cada una de ellas, te sientes más humano.

  • Escuchas una vieja canción, y conectas con el pasado. Te saca esa sonrisa evidente, discreta o incluso interna, y sabes que estas saboreando la nostalgia.
  • Estas en un concierto de rock, y sientes el bajo vibrar en tu corazón. Cantas inmerso en “un himno” que te sincroniza con el público completo y por un momento todos son un solo ser; pero además, la experiencia del concierto te aferró aún más a tus buenos amigos con quienes viviste el show.
  • Escuchas una potente canción con tu pareja o tus amigos. Todos cantan, ríen y brincan. Te gusta tanto la pieza que pretendes saberte la letra y creativamente complementas tu memoria con palabras y frases que no existen, las cuales incluso, le dan a la canción tu propia y única interpretación.
  • Estas viendo una película, y la escena que despertó tus emociones iba acompañada de una potente canción o melodía. La escena tocó tu corazón, y te conectó más con la vida.
  • Vas manejando en tu carro y de repente suena “la canción”. Cantas a todo pulmón, y cambia tu humor. Llegas a tus destino “pompeado”, y sin darte cuenta contagias a otros esa buena vibra.
  • Estas sentado en un evento social. Cuando menos esperas escuchas ese ritmo y rápidamente te transformas en un explorador buscando la pista de baile. No bailas bien, y aquellos a tu alrededor bailan peor. Pero la música los une.

No caigas en la habituación, no dejes de disfrutar de la música. Está bien cambiar y evolucionar tus gustos, pero no la abandones. Ella quiere que la ames para siempre. No te vuelvas viejo ante una de las maravillas de la vida. El hacerlo sería desperdiciar una de las mayores fuentes de plenitud. Aunque no te hayas dado cuenta, la música te ha acompañado en tus mejores momentos y en los mayores desafíos que has vencido. La música te ha impulsado. La música ha sido tu escape. Te ha enseñado a ser resiliente. La música que te ha hecho quien eres hoy. Tus canciones favoritas son el soundtrack de tu vida.

Yo vivo la virtud de la inspiración mediante la música. Es mi super-poder, pero también es el tuyo. La música es la amante que te permite enamorarte más de la vida. Hoy, le dedico este artículo a mi papá, mediante el cual, le expreso mi más sincera gratitud por el regalo que me dió. Me enseñó a apreciar la música y a crecer a través de ella. Me enseño a descubrir uno de los mayores impulsores de la verdadera conexión humana.

Y a ti, ¿quién te inculcó ese don?

Escrito por

Director de negocios, autor y profesor. Esposo, padre de familia, y explorador de gratitud.

Un comentario sobre “Nunca la dejes de amar

  1. En mi caso, fue mi Papá quien me inculcó el gusto por la música. Por cierto, para epoca de navidad, los sábados por la mañana nos ponía un cassette con canciones instrumentales de himnos tradicionales. Años después mi hermano mayor, no tengo idea como, logró encontrar que dichas canciones era de un albúm llamado The Music of Christmas de the Hollywood Bowl Symphony Orchestra (muy recomendado si te gusta el estilo clásico). Fue un gran regalo «reencontrarme» con esas tonadas de Navidades Pasadas.

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